Neurodivergencia y aislamiento en exposición en Prisión Cabo Sunión
Edades
Jóvenes y adultosNeurodivergencia,
aislamiento, redes sociales y arte es lo que Eduardo Cornejo nos comparte e
invita a ver en su exposición Prisión en
Cabo Sunión, la cual puedes visitar en la sala Blanco y Negro de la galería
Jesús Gallardo.
Este artista leonés
aborda el tema de cómo las personas neurodivergentes pueden sucumbir ante la
presión de amoldarse a los esquemas que tenemos para relacionarnos o para
desarrollarnos como personas.
“Este
proceso de amoldarnos resulta una fatiga para las personas neurodivergentes,
algunas de ellas deciden aislarse, el ‘auto aprisionamiento’ es simplemente
volverse hacia ellas mismas, perderse en sus ficciones internas y ‘descomunicarse’
del mundo exterior”, relató Eduardo.
Esta
experiencia de aislamiento que experimentaba Eduardo ayudó en su proceso para
desarrollar la exposición: “quería que fuera muy claro que hubo una presencia
de una persona de esos lugares que llegas y automáticamente sabes que algo
sucedió, que aquí vivió por x número de días, años o meses, una persona”.
Algunos
de los objetos expuestos como ropa, tenis y cobijas todavía tienen ese olor de
que alguien estuvo durmiendo ahí con ellas, “todos estos elementos sirven para
expandir esta narrativa”.
El
artista busca englobar las experiencias de otras personas neurodivergentes y no
neurodivergentes para lograr empatía.
“Cuando
te sientes mal o sientes esta frustración, lo que menos haces es externarlo, es
a partir de trabajar lo que puedes encontrar esa esa comunicación y vinculación
(…); pero no quería que todo fuera siniestro y dramático, que no fuera solo un
show para el espectador, sino que lo vean sinceramente y se sientan parte”,
puntualizó Eduardo Cornejo.
Asimismo,
Eduardo busca generar en los espectadores un entendimiento mayor para los
familiares y amigos de personas neurodivergentes que experimentan un tipo de frustración al tener la necesidad de querer ayudar, pero no
tienen el conocimiento ni las herramientas correctas.
En esta exposición hay elementos “que el público entiende y les llega
directamente, hay unos que son un poquito más complicados y necesito explicar
más, eso me da este espacio para ir modificando ese mismo lenguaje, puliendo el
discurso”.
El mensaje que Eduardo envía a las personas neurodivergentes es
“aguanten, no se rindan, busquen siempre el diálogo, busquen esta relación, no
tiene que ser en la forma que ustedes lo piensan (…), no en todo son pláticas
entrañables donde hables de la vida y el amor, algunas son más sencillas y no
por eso menos importantes.
“Así como lo decía Rodko, ‘un poco de esperanza para que la tragedia
dure más’, pero en ese sentido es nada más dar un poquito de brillar y para las
personas que conviven con alguien con neurodivergencia es darles un poquito más
de herramientas y apoyo en esa situación que puede ser frustrante, es tratar de
empaticen un poquito con la situación”.
Para
el artista esta exposición es un proceso que todavía no se cumple y no se
termina “sigo recurriendo a estas tendencias de aislamiento, algo que trabajo
de manera constante en terapia y entonces ver más perspectivas es enriquecedor
y esta muestra me deja muy satisfecho”.
Sobre su experiencia, Eduardo relató que el proceso de pintar no siempre
es gozoso, “a veces te sientes como una falsedad, un fracaso, pero hay otros
momentos donde dices wow, en realidad esto está cobrando mucho sentido y
resulta muy enriquecedor, y al momento de ensamblar la instalación, y ver la
relación que tiene todo (tus ideas, los objetos) se llega al punto en que la
materialidad y las ideas hacen comunión”.